El toro de lidia sufre mucho, y el caballo qué?

 

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LOS CABALLOS DE REJONEO

En el rejoneo, el torero monta caballos que se han entrenado especialmente para evitar el enviste del toro, pero sin huir de él. El rejoneo se hace con varios caballos, de forma que estos estén “frescos” mientras se va agotando al toro, un animal menos ágil y veloz que un caballo, y para que cada caballo se “exhiba” en su especialidad.

El sufrimiento de los caballos durante estas corridas de toros tiene varias causas:

  • Primero, por el estrés básico causado por todo animal que es transportado y al que se le obliga a estar en lugares abiertos desconocidos rodeados de cientos o miles de personas.
  • Segundo, por el estrés aún mayor que le causa a un caballo no poder huir ante un peligro (su única e instintiva forma de defenderse y para la que está física y psicológicamente prepaprado) sino quedarse quieto esperando una embestida y reaccionar de forma brusca en el último momento o incluso correr hacia el toro. Y esto sólo se consigue tras largos y severos entrenamientos, tercera causa de sufrimiento de los caballos de rejoneo.
  • Los entrenamientos buscan dos objetivos: el primero y más básico es que el caballo haga absolutamente todo lo que le ordene el caballista, para lo cual hay que sobreponerse a sus instintos naturales ante algo tan instintivo como la respuesta al miedo. El segundo objetivo del entrenamiento es que el caballo aprenda ejercicios de doma clásica para que sus movimientos sean más artificiales (“más armónicos y hermosos“) y entretener más al público.

Basta leer a los propios rejoneadores y estudiosos del rejoneo respecto al primero de los objetivos:

“Al caballo lo tiene que dominar el rejoneador de manera absoluta, haciendo todos los movimientos tal y como los piensa el rejoneador. Esto sólo se consigue a base de entrenamientos muy duros, muy largos y constantes.

Los caballos de rejoneo son los instrumentos que delante del toro harán la función del engaño. Para conseguirlo tienen que estar absolutamente sometidos a las órdenes de su caballista y obedecerlas de forma súbita, inmediata y siempre. Esto solo se consigue a base de un entrenamiento insistente y continuado, constante, repetido tantas y tantas veces…

El caballo es eminentemente cobarde y lo hace todo por miedo y por eso, conseguir que el caballo toree, resulta mucho más notable y meritorio.

El caballo de torear está sometido a su caballista, de tal forma, que acepta las órdenes que recibe de este y las cumple ciegamente. Es así, por eso la doma es: Repetir, repetir, y repetir.”

Cabe recordar que el caballo no ha elegido el camino de entrenamientos duros y constantes, sino que es forzado a ello para obligarle a hacer algo antinatural y entretener al público, como sucede en otros espectáculos con animales, como circos y delfinarios. Estos animales, convertidos en esclavos, no nos pueden comunicar si el día de entrenar los saltos, por poner un ejemplo, tienen un dolor de tripa insoportable o están mareados. Tampoco importa el miedo que pasen ante las diferentes situaciones a las que se les enfrenta; tendrán que hacerlo y si no serán castigados o condenados a repetir lo mismo infinitas veces, ya que el objetivo es que lo hagan, sí o sí.

  • Cuarto, las heridas causadas en sus flancos por el uso intenso y repetido de las espuelas del jinete durante la corrida de toros, que a menudo deja una señal sangrienta visible, así como las dolencias derivadas de soportar el peso de una persona a diario, en los entrenamientos y durante la lidia.

Como bien ha explicado el veterinario José Figueroa refiriéndose a las lesiones de dorso de los caballos montados por personas con cualquier fin, “el caballo nunca fue concebido para llevar a una persona encima. Estamos sometiéndole a un esfuerzo para el que no estaba preparado originariamente“. Y dado que los movimientos de estos caballos son bruscos y que a veces se les fuerza a hacer piruetas, saltos en el aire o a apoyarse sólo en sus patas traseras, es fácil que aparezcan lesiones de espalda. 

  • Quinto, fracturas y otras lesiones en las extremidades producidas al realizar movimientos bruscos, saltos en el aire, paradas en seco, cambios de ritmo violentos…etc.
  • Sexto, heridas severas y muertes producidas por las cornadas del toro, tanto públicamente en la plaza como en los entrenamientos a puerta cerrada.

 

LOS CABALLOS DE LOS PICADORES

El picador cuenta con auxiliares llamados monosabios; se cree que el nombre proviene de un circo que llegó a Madrid el cual traía unos monos bailarines que vestían con una casaquilla roja, ya que los auxiliares visten camisa roja. En el pasado, el papel de los monosabios era coser las heridas y retirar a los caballos muertos. Hoy en día, los monosabios visten a los caballos con los petos, auxilian a los picadores en el ruedo en caso de caída, levantan a los caballos caídos, revisan las picas y “guían” (pegan) a los caballos con unas varas largas de madera.

Una breve historia de la evolución de los caballos de los picadores la sacamos de una cuadra encargada a suministrar este tipo de animales:

Durante los años veinte se produce un espectáculo en las plazas de toros que realmente tenía unos resultados catastróficos en cuanto al tercio de varas, eran múltiples las muertes de caballos producidos por las cornadas de los toros, los caballos no iban recubiertos con ningún tipo de protección, por lo que había que disponer de una importante cuadra de caballos; alrededor de unos 120 caballos por temporada (sólo por parte de esta cuadra), para hacer frente a la demanda de espectáculos. En el año 1930 se produce la aparición del peto para cubrir parte de la fisonomía del caballo. Durante los años 50-60 se obliga a que los caballos tengan un peso de 500-650 Kg. Durante los años 60-80 se empieza a buscar un caballo de más peso, consiguiendo así que no fuera tan accidentada la suerte de varas, porque hasta la fecha eran muy habituales los derribos trayendo como consecuencia las lesiones de caballo y picador. En el año 92 se prohibió traccionadora para picar (art 60 reglamentación vigente), se redujo la puya y el peso máximo del peto se unificó en 30 Kg“. 

El sufrimiento de los caballos de los picadores se debe a varias causas:

  • Primero, por el estrés básico causado por todo animal que es transportado y al que se le obliga a estar en lugares abiertos desconocidos rodeados de cientos o miles de personas.
  • Segundo, por el estrés aún mayor que le causa a un caballo no poder huir ante un peligro (su única e instintiva forma de defenderse y para la que está física y psicológicamente prepaprado) sino quedarse quieto esperando una embestida y aguantarla.
  • Tercero, por llevar los ojos tapados, lo que le impide saber cuando va a ser embestido, por qué lado y dónde está la barrera; esto le impide huir, incrementando su miedo por no saber dónde está ni qué pasa, y además facilita la pérdida de equilibrio.
  • Cuarto, por el peso del picador (con su traje y protecciones), de la montura y del peto, peso que a veces tiene que soportar en situaciones inestables.
  • Quinto, por los embistes del toro. El peto es una lona, no una armadura, por lo que toda la fuerza del toro (que al inicio de la corrida aún no está muy debilitado) carga directamente sobre sus costillas y su vientre. Esto provoca rotura de costillas y lesiones internas en diferentes órganos.

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  • Sexto, por las habituales caidas al suelo. El caballo no puede levantarse debido al peto, por lo que sólo le queda dar patadas al aire y esperar a que los auxiliares le levanten o el toro le embista.

 

  • Por las heridas que ocurren cuando el acolchado es insuficiente o cuando el toro embiste al caballo caído en el suelo, siendo en este último caso habitualmente mortales.

Los caballos de los picadores son matados y reemplazados cuando las lesiones les impiden realizar la función correctamente.

Si bien se han dado casos de caballos de picadores que han sido ‘tratados’ de antemano poniendo algodón o periódicos mojados en sus oídos o hasta cortando sus cuerdas vocales, no podemos confirmar si esta práctica se sigue realizando y, en cualquier caso, el sufimiento visible es más que suficiente. Sí parece más habitual el uso de drogas tranquilizantes.

 

 

LAS TIENTAS EN LAS GANADERÍAS DE TOROS DE LIDIA

En estas tientas se mide la bravura de vacas y novillos, tanto para hacer una selección de los animales más bravos para la cría como para ver si puede utilizarse ese individuo para la lidia. Si bien hay tientas en campo abierto, otras se llevan a cabo en los cosos de las ganaderías.

LOS CABALLOS PARA TIENTAS EN GANADERÍAS DE TOROS DE LIDIA

Para las tientas a campo abierto, basadas en el acoso y derribo, se suelen utilizar los caballos que habitualmente montan los ganaderos o los mayorales. En el caso de que la tienta sea en el coso de la ganadería, el caballo lleva los ojos vendados y el peto y tiene la misma función que el caballo del picador.

 

Fuente:  http://www.acabemosconlatauromaquia.com

 

 

4 comentarios:

  1. Pues si señora. Una vez más Nuria tiene razón, y hace bien en publicar este hecho penoso, que se suma a la larga lista del matrato animal.
    Los animales del mundo del toro deberían dedicarse a otra cosa.

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  2. Muy buen artículo, ojalá se acaben las corritorturas de toros con todo lo que conlleva

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  3. Muy buen artículo, ojalá se acaben las corritorturas de toros con todo lo que conlleva

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  4. Que es lo interesante y bonito de maltratar a estos animales???? es que acaso no lo ven?? estan maltratando cruelmente a estos animales! Si tienen ganas de ver sangre que se claven ellos mismos sus espaldas, bajo su propia voluntad! Estos animalitos sienten dolor, terror, tristeza, lloran de dolor... por favor alto a estas actividades!

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