Todo empezó con la muerte de Winnie.
Yo tenía esta capacidad, podía comunicar con los animales, podía sentir instintivamente cuando enfermaban aún sin presentar el más mínimo síntoma, y lo que más me asustaba... podía adivinar cuando iban a morir y cuando tenían recuperación una vez enfermos, con sólo mirarlos a los ojos.
Nunca soñé que iba a dedicarme a esto en serio.
Hasta que murió Winnie.
Su muerte fue la impulsora de mi primera consulta a una comunicadora animal, y la propia Winnie, desde "el otro lado" fue la que me animó a dedicarme a tiempo completo a lo que yo estaba destinada a hacer. Ella me hizo entender que son muy pocas personas las que logran descubrir cual es su misión de vida, (todos tenemos una), y yo la tenía delante de las narices desde siempre y no me la tomaba lo suficientemente en serio.
Hice mi curso de comunicación animal y otros cursos complementarios destinados a ayudar a los animales, con la ayuda de varias personas, pero sobre todo de una persona que generosamente me llevó de la mano hasta donde estoy ahora, empezando oficialmente mi tarea como comunicadora animal. Esa persona es mi profe Olga Porqueras.
Gracias Olga, sin tu ayuda no hubiera podido.
Gracias mi dulce Winnie, sin tu mensaje y ejemplo tampoco.
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