Carta de unos padres a los profesores sobre animales en circos

 

zcirco

 

Estimado Claustro de Profesores,

Les escribo esta nota para comunicarles que nuestro hijo no asistirá a la salida que el viernes próximo 21 de febrero hará su clase al circo. El motivo es que en casa tratamos de educarle en el amor a los animales, y en el respeto a su vida, a su libertad y a su dignidad. Y en un circo con animales no se respetan ninguno de estos tres valores. Les vamos a explicar nuestra postura.

Un espectáculo circense con animales obliga a éstos a realizar números que en ningún caso pueden aceptarse como “naturales” para ellos. Este es un aspecto esencial de la normativa proteccionista genérica en vigor en varias Comunidades Autónomas, que en su Artículo 4.2.f, formando parte de la lista de prohibiciones genéricas respecto a nuestro proceder con los animales, incluye la de “Imponerles la realización de comportamientos y actitudes ajenas e impropias de su condición o que impliquen trato vejatorio”. Resulta evidente que los números que por lo común suelen hacer los animales en la pista no responden en ninguna de sus formas a lo que pudiera identificarse con “actitudes propias de su condición”, a menos que se demuestre lo contrario, es decir, que es “propio de la condición de los elefantes”, por ejemplo, levantar humanos con sus patas, o bailar subidos en un pequeño taburete.

Además no conocemos el método empleado para conseguir tales comportamientos, y que muy probablemente tuviera que ver con la imposición de una disciplina violenta y agresiva, especialmente en animales salvajes con un marcado carácter depredador, como son los leones o los tigres.

En todo caso no vamos a formar parte ni a fomentar un espectáculo en el que se hace sufrir a un animal sacándole de su hábitat natural, encadenándole, encerrándole en espacios absolutamente inadecuados para cualquier ser vivo, obligándole a realizar actos fuera de su naturaleza y menoscabando su libertad y su dignidad.

Por ello Diego no asistirá a la salida, y tendremos que buscar una actividad alternativa para no disgustar al niño, y que esté lo más en consonancia posible con los valores que le tratamos de inculcar.

Por último, deseamos hacer una invitación a los educadores de nuestros hijos para que se muestren críticos con espectáculos que no respetan los derechos elementales de seres independientes que tienen sus propios intereses y deseos, y ni unos ni otros pasan desde luego por hacer de bufones en la pista y llevar una vida reducida a interminables viajes y ridículos números. Tampoco por la soledad de un carromato y el encadenamiento.

Desde nuestra familia apelamos a la conciencia ética y a la puesta en práctica de un ejercicio moral e intelectual que deberíamos tener en cuenta de forma continua para beneficio de nuestra sociedad: la empatía. Y, como lógica consecuencia, una solidaridad global que incluya a todos los sujetos sintientes, y no sólo a los humanos. El colegio es el otro ámbito por excelencia, por detrás de la familia, en el que se ha de educar a las siguientes generaciones, no sólo en destrezas y habilidades, sino también en valores que sean positivos para la sociedad y el mundo en el que ésta está imbuida. Es una sinrazón que los valores que tratamos de enseñar en casa no se vean reflejados en el colegio.

Finalmente queremos transmitirles que somos conscientes de un detalle muy importante: entendemos que esta salida se ha llevado a cabo como parte de una programación y para divertimento de los niños, y que muy probablemente nunca se han tenido en cuenta las consideraciones que hemos expuesto. Rogamos que a partir de ahora sí se tengan en cuenta estas consideraciones y se piense en alternativas tales como circos sin animales. Hay alternativas de ocio que no implican el sufrimiento de ningún ser vivo. En Cataluña ya se han prohibido y muchos municipios se están sumando a la iniciativa.

Atentamente.

1 comentario:

  1. Óle! Señores padres de Diego. Me parece atinadísimo el contenido y las formas de su carta al claustro de profesores (solamente ahí me permitiré hacer una salvedad: Los profesores no son "educadores", ni les compete, ni quieren asumirlo, ni creo que quieran ejercer, ni me parece conveniente que lo sean).
    Ojalá vaya creciendo el número de padres - vale tutores, etc.- con suficiente sensibilidad y valentía para no sumarse a "la corriente dominante.
    Un respetuoso saludo.

    ResponderEliminar

ADMINISTRA

Visita mi otro blog: