Quiero compartir con vosotros una vivencia de hace pocos días, que no fue demasiado agradable, pero como todo en la vida tiene un porqué y un para qué, quisiera quedarme con el “para qué”, y sacarle provecho publicándolo aquí para que sirva, tal vez, a algunos de vosotros.
Hace pocos días mi gata Wendy, un animal con ciertos traumas que traía desde antes de mi adopción, y que tiene dificultades para relacionarse con otros gatos, salió corriendo al asustarse con otro de mis gatos, y salió corriendo sin mirar a donde, y, en lugar de hacerlo en horizontal, subió tronco arriba, de un pino de los más altos del terreno que rodea la casa.
Wendy acabó subida a una altura similar a un tercer piso.
Ninguna escalera de la casa, ni las más altas (tenemos varias) alcanzaban semejante altura.
Ni bomberos, ni emergencias, ni policía local quisieron ayudarnos a bajar a la gata del árbol, no consideraron que ayudar a un animal sea una emergencia. Los bomberos de otras poblaciones si han aceptado bajar gatos de árboles, por la friolera de 600 euros!!!
Lo intentamos todo para animar a Wendy a bajar del árbol, desde las 9 de la noche hasta las 4 de la madrugada, en una noche gélida, en la que se me partió el corazón de no poder ayudarla, de frustración ante el desamparo de los animales ante los organismos oficiales, y para haceros la historia corta, os contaré cómo conseguimos que Wendy se atreviese a bajar tras horas de rechazar cualquier intento.
Voy a compartir mi idea con vosotros por si se diera el caso que os suceda algo como esto, con unas explicaciones breves y unos sencillos dibujos…
Escalera lo más alta posible, a la que atamos una cesta o caja de esas que podemos ver en cualquier frutería. Valdría cualquier caja sólida y no demasiado pesada.
Si la escalera es muy alta, o tu gato no se ha subido en un árbol exageradamente alto, puedes atar esa caja o cesta a lo más alto de la escalera, y bastaría. Si, como en este caso, ni la escalera más alta alcanza al gato, hay que añadir a la escalera dos palos más que alarguen los laterales de la escalera.
Dibujo a la derecha.
Entre los dos palos más altos atar también una tela o manta por la que tu gato pueda deslizarse hasta la caja, o bajar agarrado con uñas.
En los dibujos de abajo, podéis tal vez entenderlo mejor.
Todo es muy simple, pero con este método tan rudimentario, logramos que Wendy bajase hasta la cesta,y ya situada allí, subimos tranquilamente por la escalera y pudimos bajarla en brazos hasta el suelo, congelada y asustada tras 6 horas de miedo.
No quise desaprovechar la experiencia sin contarla, espero que pueda ayudar a alguien.
La inventiva suele suplir, por necesidad, la inepcia y la inoperancia de las instituciones que ni están, ni acuden cuando se les necesita.
ResponderEliminarUna sugerencia, Nuria: Aquí en Cataluña, se imparten, por un módico precio, clases de parapente para prinicipiantes ¿has considerado inscribir a tu gato escalador? JUAS, JUAS, JUAS...